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Hace años que para mí el 28 de febrero es un día especial. Más allá de los actos y loas a la bandera o al himno, cada 28 de febrero siento mariposas en el estómago que hacen que resurjan en mí recuerdos, sentimientos, sonidos que son difíciles de explicar.

Gran culpa de todo esto la tiene la guitarra. 

Tocar la guitarra flamenca o española, tiene para mí un sentido trascendente de la vida. Llámame friki o lo que se te ocurra, pero cuando estoy tocando flamenco, mi cuerpo y mi mente se separan y empiezan a volar. 

Por eso, después de esta pandemia donde hemos perdido una de las esencias del guitarrista que es el escenario, llego al 28 de febrero con la sensación de volver a empezar. Volver a sentirme artista, guitarrista flamenco en el escenario es uno de los deseos más fuertes que tengo ahora mismo en mi corazón. 

Probablemente tú que estás aprendiendo a tocar la guitarra, ahora mismo no sabes de qué te estoy hablando, pero te aseguro que llegará un día en el que empieces a sentir un impulso irrefrenable de decir cosas con la guitarra y buscarás el escenario, los compañeros de viaje y la adrenalina para que tu corazón conecte con el instrumento y todo fluya. 

 

Hoy es un día especial. No hay actos multitudinarios. Pero te aseguro que muchos de nosotros sentimos la responsabilidad de tocar la guitarra flamenca y conectar de nuevo.

Cuando llega un nuevo alumno a mis clases o a AprendeGuitarra.es y me dice que quiere aprender flamenco, la primera pregunta es ¿por qué? El flamenco es probablemente la técnica de guitarra más difícil del mundo. Vas a tener que sacrificar horas y horas de tu vida para buscar ese sonido perfecto, el compás, la falseta de tu vida. Una vez que les planteo el reto, su respuesta suele ser: “-¡Adelante!”. Es justo en ese momento donde entra la segunda parte del “contrato” para tocar flamenco. 

Tocar la guitarra flamenca va más allá de todo eso. De las falsetas, de los picados extremos, de imitar a nuestros ídolos. El flamenco es parte de nuestra esencia, de nuestra cultura y de nuestro ADN. Cuando tocamos por soleá, por ejemplo, estamos emitiendo la misma música que nuestros bisabuelos escuchaban. Es la música de nuestras raíces. Ese compás de 12 tiempos que se nos clava en el alma cuando hacemos la Cadencia Andaluza. Y como música trascendente debemos conocerla, tocarla y respetarla. Sobre todo respetarla. Podemos evolucionarla, redimensionarla, y hacer con ella todo lo que queramos, pero siempre desde el respeto absoluto, el conocimiento máximo y la amplitud de miras que debemos exigirnos para llegar con ella hasta donde queramos. 

Hoy es un día especial y por eso, aunque ahora tengo clases (no hay una manera mejor de honrar el Día de Andalucía que enseñando flamenco), quiero recordar a personas que me han marcado y que me siguen marcando en el arte flamenco y en mi respeto por mi tierra y por la blanca y verde.

Antonio, Aurelio, Silvia, Diego, Manolo, Ana, Antonio, Luis, Rocío, Fernando, Rubén, Karla, Marisa, Isidro, Miguel, Ángeles, Leandro, Manuel, Nazaret, Santi, Rafa, Marta, Marco, Micha, Sonia, Víctor, Álex, Abraham… Y muchos más que sin saberlo siguen marcándome el compás para continuar sintiendo el amor por mi tierra, mi música y mi pasión: La Guitarra. 

Para terminar, te dejo hoy con una versión del Himno de Andalucía que compuse la semana pasada para celebrar este día junto con niños del colegio de Valdelarco (Huelva). Espero que os guste. Feliz Día de Andalucía y ¡Viva Andalucía Libre!

Y recuerda, que si quieres empezar a tocar la guitarra desde cero, o profundizar en el toque de la misma, puedes pasarte por AprendeGuitarra.es, la academia online donde podrás aprender a dominar la guitarra.

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